Veganismo y opresiones varias: una reflexión

5:50:00 AM

Fotografía tomada por Patricia Cabeza

           El objetivo de estas palabras es humilde. No pretendo empujar mis visiones, ni intentar cambiar la manera de actuar de nadie. Simplemente, en los últimos meses he desarrollado una visión sobre este tema bastante marcada y personalmente no he conocido a mucha gente que tenga un punto de vista similar al mío.

            Este texto es más bien un intento de darle orden a las cosas que me pasan por la cabeza desde hace unos meses. Cada vez soy más partidaria de la idea de que el proceso de investigación y reflexión por el que he pasado yo nos acaba llegando a todos en un momento dado, sea antes o después.

            Todo esto empezó cuando, en mis afanes de explorar el catálogo de Netflix, di con un par de documentales. Personalmente ya había visto Food INC hace unos años, en el que se trataba el tema de la tortura en las empresas cárnicas pero no muy a fondo. Los siguientes para mi fueron Vegucated (un experimento social en el que varias personas de distintos estilos de vida y edades prueban una dieta vegana durante unas semanas), Forks over Knives (el cual estudia los efectos nocivos que tienen los productos animales en el cuerpo humano, centrándose en el estudio del cáncer) y Cowspiracy. Sinceramente, creo que este último fue el que más me impactó, principalmente porque lanza luz sobre un aspecto nocivo de la ganadería muy poco conocido (ya que se nos oculta esa información y hay mucha manipulación de las grandes corporaciones de por medio). Cowspiracy trata sobre el impacto de la industria cárnica y láctea en el medio ambiente, y de como este negocio es la principal causa del cambio climático. Creo que pocas veces me he sentido tan engañada como cuando aprendí la hipocresía que se esconde en los consejos de “ahorrar agua” con los que nos bombardean constantemente, cuando el verdadero derroche de agua se encuentra en la ganadería (es indignante aprender cuántos litros de agua se utilizan para producir una mera hamburguesa de vacuno).

            También empecé a tener bastantes debates internos. ¿Cómo podía haberme considerado una animalista si estaba apoyando con mis compras no solo la muerte sino la tortura constante de especies de animales enteras? ¿Cómo podía considerarme firmemente anti-taurina pero haber contribuido personalmente a la muerte de tantos animales en tales condiciones? ¿Qué es lo que hace que cualquier tipo de violencia contra un perro sea contrarrestada por una ola de activismo social pero que miremos a otro lado cuando sabemos la situación que sufren las vacas o los cerdos?

            Como en casi todos los aspectos de nuestro día a día, las elecciones que creemos libres son en realidad influenciadas por algún tipo de estructura. En este caso, las multinacionales cárnicas tienen el poder de manipular la información que nos llega, y creo que lo mínimo que tenemos que hacer es intentar ver qué es real y qué es manipulación. Una vez informados, ya depende de cada uno tomar su decisión. Todos aquí sabemos, hasta cierto punto, la tortura a la que son sometidos los animales de ganado en el proceso hasta que llegan a nuestro plato. Pero decidimos ignorarlo. Menos gente sabe la explotación que existe en la industria láctea (el maltrato a las vacas, la cantidad de pus y suciedad que existe en la leche conseguida, etc), pero para muchos (yo incluida), dejar para siempre los lácteos no es una opción muy factible o que vaya a funcionar a la larga.

            El veganismo como estilo de vida tiene un estigma muy fuerte que acompaña a la palabra. En los países anglosajones, cada vez más gente opta por definir su dieta como “plant-based” solo para evitar las críticas y ojos en blanco que provocarían si se definieran como veganos. Y sinceramente, no creo que todos tengamos que hacernos veganos de un día para otro. Eso sería lo ideal, obviamente, y sinceramente creo que teniendo en cuenta los cambios que se están produciendo tanto a nivel medioambiental como a nivel ético, no es un futuro lejano. Pero no es para nada difícil reducir el contenido de productos animales que consumimos, teniendo en cuenta las tres vertientes perjudiciales que estamos apoyando (la parte ética, el daño a nuestra salud y el daño al medio ambiente). En resumidas cuentas, todos podemos ser un poco menos hijos de puta.

            Personalmente, soy una persona que tiende a entrar en comportamientos obsesivos si adopto un tipo de dieta estricta. Rocé la ortorexia, eso se transformó en una especie de bulimia no purgativa, y he tardado dos años en recuperar mi relación con la comida y devolverla a un lugar en el que no ocupa el centro de mis pensamientos. Por eso, no quería hacer un cambio brusco, y opté por ir sustituyendo poco a poco productos animales (yogur, carne) por alternativas vegetales (yogur de soja, hamburguesas vegetales, champiñones, etc). La clave, para mí, sigue siendo no restringir y si mi cuerpo me pide algo, dárselo, ya que me conozco mejor que nadie y sé hasta dónde puedo llegar.

Ahora mismo, diría que dentro de casa (ya que no vivo con mis padres) como un 90-95% vegano durante la semana. Sin embargo, cuando salgo a cenar con mis amigos y me apetece una hamburguesa, me la como. Si haciendo la compra me apetece comprar una pizza de cuatro quesos o Nutella, lo hago. Es decir, se podría decir que soy cuasi-vegana de puertas para adentro, y que cuando estoy en situaciones sociales me dejo libertad para comer lo que quiera. Eso sí, es verdad que a base de educarme y de acostumbrarme a comer de cierta manera, cada vez me apetece menos elegir algo que tenga carne. Se puede decir que he encontrado un equilibrio en el que siento que estoy ayudando al planeta y tomando mejores decisiones no solo para mi cuerpo sino para mi alrededor. Y no me siento mal por comer carne, queso o huevos ocasionalmente. He encontrado un equilibrio que me permite poder quedarme en casas de amigas sin ser una molestia para los padres y poder salir a comer con mis amigos sin preocuparme por el menú (lo que ya de por sí es complicado ya que soy algo especial a la hora de comer). A la vez, me encuentro infinitamente mejor en cuando a salud se refiere, y noto una cierta paz mental al saber que estoy haciendo algo que ayuda a preservar el planeta en el que vivo y a las especies que lo habitan. Supongo que muchas personas completamente veganas creerán que esto es una visión inútil ya que sigues apoyando (aunque en menor cantidad) la opresión, pero yo estoy contenta con mi decisión y creo que dejar de ver este tema como un "todo o nada" nos beneficiaría a todos y es lo que crearía un verdadero impacto. 

Todos podemos dejar de comprar carne cuando hacemos la compra semanal, o incluso dejar de pedirnos una hamburguesa en un restaurante si nos gusta de igual manera una opción que sea vegetariana. Si veis Cowspiracy, veréis el impacto que tiene reducir aunque sea de manera muy ligera nuestro consumo de carne.

La información está allí y tenemos a un click de distancia lo que las corporaciones grandes no quieren que veamos. Está en nuestras manos iniciar un cambio, por pequeño que sea, para intentar parar esta opresión que sigue sucediendo aunque nosotros no queramos verla. No son necesarios los extremos, al menos no ahora, y espero que mi visión ayude a alguien a dar el paso, ya sea para informarse o para reducir el consumo de productos animales.

            

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3 comments

  1. Gran aplauso. Voy a ver uno de los documentales que has mencionado ya que no lo vi. Una de las cosas que ami me da más 'coraje' es el hecho de tener que dar explicaciones todo el rato a todo el mundo porque a la gente no le parece normal que elijas no contribuir en la industria asesina de los animales. UGH
    ¿De verdad tan raro es?

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  2. Muy buen post, aunque estaba claro porque fuiste tú la que me hizo ver esos documentales que me hicieron replantearme si podría reducir mi consumo de carne al igual que hice con los lácteo.
    "La clave, para mí, sigue siendo no restringir y si mi cuerpo me pide algo, dárselo". Totalmente de acuerdo. Yo también tiendo a obsesionarme, y mucho, si me "impongo" una dieta, sea la que sea, así que creo que esa es la clave. No me he prohibido nada, y no he dejado la carne al 100%, pero es cierto que el ser consciente, ya no solo del daño que se hace a los animales, sino también del daño que nos hace a nosotros mismos, ha hecho que haya ido reduciendo mi consumo y que me sienta mejor conmigo misma, tanto por mi decisión y por dentro.
    Me encanta también lo que señalas del "todo o nada" y ojala mas gente lo viera así

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  3. Ya hablamos de este tema por whatsapp así que más o menos sabes lo que opino, pero me hacía ilusión comentarte porque me encanta que compartas tus pensamientos y <3

    El caso, que me gusta mucho cómo lo has planteado y el dejar ahí la idea de que no tiene por qué ser todo o nada, sino que es muy importante hacer caso a tu cuerpo y a lo que te pide.

    I'm proud of uuuuuu.

    También te recomiendo "101 Reasons to Go Vegan", es más bien un vídeo de una conferencia pero está genial y explica las cosas con mucha coherencia y dejando siempre claro que cada uno elige comer lo que le dé la gana, pero te enseña a que hay que ser consciente de lo que hay detrás.

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